Ya se han roto las promesas.
La sentencia rompe los cielos, resquebraja los sentimientos, es dictada en temblorosas manos ... y apaga poco a poco el alma del Hijo de Dios. Sólo la luz parece querer cobijarte, abrazarte, asirte, darte fuerzas Señor, para afrontar dignamente el drama universal que el Padre te ha encomendado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario