Javier está ya con nosotros. Sereno, como se ha de estar en los grandes momentos. El día de las Mercedes, 24 de Septiembre, el Señor nos regaló a las 10 y cuarto de la mañana la mayor merced de todas, su presencia. Javier tardó en ver la luz. Toda la noche apuntando el momento, como no queriendo hacer del mismo más que una caricia para la madre, se demoró en hacerlo suave y lento. Javier ha llegado a nuestras vidas para enseñarnos que Dios y sus cosas están más allá de todos nosotros. Para enseñarnos que el dolor de una madre es el dolor del amor más grande, para enseñarnos que el amor de un hijo es el amor en esencia, para descubrir en nosotros instintos que brotan del alma misma. Javier ha puesto de manifiesto el porqué de Dios, el porqué de la vida... y el porqué una madre es distinta de cualquier otra persona del mundo.
Se bienvenido a nuestra humilde casa que contigo ya es y será una gran familia. Un beso pequeño.
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