No hay momento que me conmueva más que ver siempre al Señor de la Humildad de espaldas con los rayos del amanecer. Es una de las estampas predilectas de mi memoria.
La espalda de éste Cristo me gusta especialmente porque estéticamente da un juego sin igual en las composiciones de la mañana del Viernes Santo. Como tu dices, el Señor es conmovedor en el tramo de la calle Priego previo a su recogida, por que el sol juega a favor de la fotografía, dandole de frente y estimulando el color y a la inversa, en el contraluz, dandole una perspectiva de decadencia, de final inevitable y trágico. Pero estas composiciones, donde prima más la significacion del momento, son precisamente, querido hermano, las menos valoradas.
2 comentarios:
No hay momento que me conmueva más que ver siempre al Señor de la Humildad de espaldas con los rayos del amanecer. Es una de las estampas predilectas de mi memoria.
La espalda de éste Cristo me gusta especialmente porque estéticamente da un juego sin igual en las composiciones de la mañana del Viernes Santo. Como tu dices, el Señor es conmovedor en el tramo de la calle Priego previo a su recogida, por que el sol juega a favor de la fotografía, dandole de frente y estimulando el color y a la inversa, en el contraluz, dandole una perspectiva de decadencia, de final inevitable y trágico. Pero estas composiciones, donde prima más la significacion del momento, son precisamente, querido hermano, las menos valoradas.
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